Las fracturas en el Ballet Clásico.
Fractura distal de 5º metatarsiano.
La «fractura del bailarín»
Durante la práctica del ballet hay numerosos momentos de rápida ejecución, movimientos violentos y bruscos, y fuertes recepciones de saltos.
En todos ellos, el control propioceptivo de la musculatura y la resistencia de ésta, son cruciales para que cualquiera de estos sucesos de gran violencia se produzca de forma armónica y controlada, y no se transforme en un traumatismo grave.
En el Ballet, a diferencia de otras actividades físico-deportivas, muchas recepciones de saltos, ocurren con el pie en flexión plantar máxima («pointé»).
Esto es especialmente comprometido durante la recepción después de un «Grand Battement».
La recepción de un salto en esta posición hace mucho más probable la inversión forzada durante el contacto y el apoyo directo y violento del último metatarsiano (el del meñique), de forma lateral sobre el suelo, fracturándose.
En estas dos fotos se ve la diferencia entre el apoyo habitual de contacto en ballet y el apoyo en inversión, por el cual se fractura habitualmente el 5º metatarsiano del pie:
La caída en esta posición provoca en numerosas ocasiones una fractura de la diáfisis o el cuello del 5º metatarsiano del pie, más conocida como «fractura del bailarín».
Como se ve en la foto, las posiciones más frecuentes de recepción de los saltos en la actividad deportiva habitual,
en triple flexión, mucho más neutra, hace mucho más difícil que ocurra este mecanismo lesional:
La fractura del bailarín, o fractura del cuello o la diáfisis del 5º metatarsiano, en ocasiones puede tratarse de forma conservadora.
En los casos de pacientes que no tienen gran demanda funcional,
o si el desplazamiento no es excesivo (tanto lateralmente como en acortamiento).
Sin embargo, en los bailarínes la longitud del 5º metatarsiano, y que no queden deformidades importantes en el pie,
juegan un papel importante en la ejecución de la técnica diaria y en escena.
Además de las dificultades de adaptación a la zapatilla de ballet cuando el resultado es de gran deformidad.
Por esta razón, en este grupo de población frecuentemente es preferible operarlas y hacer una síntesis anatómica (es decir, tratar de dejar el hueso lo más parecido a como estaba antes de romperse).
En el paciente de la foto, optamos por esta opción, haciendo una síntesis con 2 tornillos interfragmentarios de doble rosca:
15 días después de la cirugía, comenzamos a retirar los puntos de sutura.
La evolución postoperatoria ha sido óptima; en dos meses, nuestro joven bailarín comienza a tomar sus primeras clases de barra a pie plano.
Existen otras posibilidades de tratamiento, mediante placas, otro tipo de tornillos, y el tratamiento conservador sin cirugía.
Es importante tomar buenas decisiones en el momento adecuado.
Y la evaluación de un médico Cirujano Ortopédico especialista en Traumatología deportiva y Ballet es fundamental para hacerlo.
Si necesita valoración sobre cualquiera de las patologías comunes en el Ballet Clásico o información para operarse de la fractura del bailarín consúltenos.
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